Después de anotar su segundo gol ante Cobreloa, Felipe Reynero (35) levantó uno de sus brazos y mostró un tatuaje a la cámara de la transmisión oficial: “Resiliencia”, era el mensaje que aparecía en su piel. No fue una celebración improvisada, fue un desahogo que refleja su última temporada con Deportes Copiapó.
El extremo estuvo fuera de las canchas durante dos meses: “Sufrí un esguince de tobillo en el partido con Ñublense (11 de marzo) y me perdí el siguiente. Después estaba bien, pero quedé fuera por decisión técnica”, relata en diálogo con AS. En total, se perdió siete partidos: en seis quedó marginado y en uno fue suplente.
– ¿Por eso celebró tan emocionado?
– Me saqué la bronca que tenía porque me tocó comer mierda un tiempo y ahora volví con dos goles. Estas cosas no pasan ni en los mejores sueños (ríe). Es difícil que ocurra, así que obviamente quedé feliz. Son las revanchas que uno tiene en el fútbol.
– ¿Y por qué había quedado fuera?
– En el primer partido después la lesión uno puede pensar que es porque viene volviendo y el equipo ganó, pero después pasaron como cuatro partidos y tampoco fui citado. Fue por decisión técnica, pero en mi carrera me ha tocado difícil y nunca he bajado los brazos. Siempre he trabajado de la misma manera, sacándome la cresta.
– ¿A qué se refiere? ¿Siente que su carrera ha tenido muchos obstáculos?
– Nunca se me ha dado fácil, nunca fui un titular indiscutido durante mi carrera. Me ha tocado estar fuera y empezar a remar desde atrás, pero siempre he terminado de buena forma. Por eso me tatué esa palabra y ayer lo hice de gran manera.
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– ¿Se fue contento?
– Sí, además fui titular en la posición que juego normalmente, pero que no jugaba hace mucho rato. Con el ‘profe’ (Ivo Basay) estaba de carrilero con línea de 5, como lateral-volante, no como puntero. Ahora sí pude y me salieron los dos goles. ¿Qué mejor? Claro que quedé feliz.
– ¿Cuáles son sus próximos objetivos?
– Ganamos por una amplia cantidad de goles e incluso podríamos haber hecho cinco o seis. Eso sirve para la diferencia, pero ahora tenemos que empezar a sumar como visitante. Necesitamos hacerlo con urgencia porque nos ha costado mucho y ni siquiera tenemos un empate. A veces es bueno ir a Viña del Mar, por ejemplo, y sacar un punto. Eso, sumado a hacernos fuertes de local, nos va a ayudar a terminar mejor que el año pasado y no vivir el miedo del descenso. Eso es muy feo y angustiante.
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